No había cosa que me gustara más de pequeña que cuando llegaba semana santa plantarme delante de los escaparates de las pastelerías admirando las diferentes Monas de Pascua.
Los de la tienda seguro que me odiaban, porque por mi culpa cada vez que aparecía por allí dejaba mi nariz y mis manos marcadas en el cristal eligiendo cual era la que más me gustaba.
Esa preciosa tradición catalana de que los padrinos regalen una mona con sus chocolates, los pollitos y mil figuras a sus ahijados el lunes de pascua es maravillosa, o al menos a mí me lo parece.
Mis padrinos, que eran mis abuelos paternos, al vivir en Cáceres pues cómo que no cumplían mucho conmigo, pero nunca dejé de tener una para mí. Mis padres se encargaban de que las tres tuviéramos nuestros huevos de chocolate y su pastel.
Estas tradiciones golosas son mis preferidas, eso de celebrar algo comiendo en familia, con amigos es algo que no debería perderse jamás. El sentarse juntos a una mesa, charlar hasta las tantas, reír sin parar escuchando batallitas de los más mayores aunque todos las conozcamos de memoria es algo que no tiene precio.
Aquí en Suiza al tener fiesta sólo el viernes santo y el lunes de Pascua es complicado desplazarse a casa con la familia, a no ser que coincida con las vacaciones de primavera que entonces tenemos por delante dos semanas y media para ir a dónde queramos y disfrutar del buen tiempo.
Aunque mis hijos ya son mayores, uno rozando la mayoría de edad y mi peque a meses de cumplir los 13, me sigue gustando la tradición de esconder huevos de chocolate en el jardín y luego hacerte la sorprendida cuando los van encontrando. Tengo que tener cuidado de no olvidarme ninguno sino luego los amos de los gatos vecinos me matarían si sus mascotas encuentran esos tesoros jajaja.
La receta que he usado es una que tengo desde hace bastante tiempo, al principio de tener blog me dio por pasarme horas delante del ordenador anotando y seleccionando recetas, no os imagináis la de libretas que tengo llenas de anotaciones! El caso es que ésta me encanta, es algo engorrosa de manejar la masa, pero si la tratamos con amor, la amasamos al estilo Bertinet con cariño evitándonos así la visita al gimnasio, cumpliendo con los tiempos de levado y respetando la temperatura del horno nos quedarán unas Monas espectaculares.
Si veis la foto os daréis cuenta que huevo real no hay, los he cambiado por los de chocolate, y todo tiene una explicación. Me da igual que se cuezan los huevos previamente al adornar la masa, para mí este ingrediente es sagrado y le tengo tal respeto que lo toco como si fuera un huevo de Fabergé, y no porque valga mucho dinero, sino porque me da tanto miedo volver a coger una salmonella que si por mi fuera los tocaría con una mano robótica. Me tendríais que ver, da igual que conozca al papá y la mamá del dichoso huevo que justo son los de la granja del pueblo, me pongo guantes y todo e incluso así me lavo y desinfecto cada vez que uso uno. Por eso no soporto el tiramisú, los merengues poco cocidos, las mousses... es llevar huevo crudo y soy más rápida que Ussain Bolt saliendo del restaurante o la casa en cuestión. Experiencias traumáticas!
En fin, vamos a dejarnos de batallitas y vamos al meollo de la cuestión, anotar bien los ingredientes y a amasar!!!
INGREDIENTES
* 500 g harina de fuerza
* 3 huevos
* 100g mantequilla
* 100g azúcar
* 100ml leche entera
* 2 cubitos de levadura fresca de panadero
* 1 cucharadita de sal
* ralladura de 1 limón y 1 naranja
* unas gotas de agua de azahar
* 1 cucharada de miel
* una yema junto con una cucharada de leche para pintar.
* azúcar granillo para decorar
* huevos de chocolate
ELABORACIÓN
1. En un vaso mezclar la miel con la leche templada y la levadura desmenuzada. Dejar reaccionar durante 5 minutos, si está burbujeante la tenemos lista.
2. En un bol grande batir los tres huevos, unir la mantequilla derretida, el agua de azahar, la ralladura de los cítricos y la mezcla de la levadura. Tamizar la harina junto con la sal bien mezclada e ir introduciendo en el bol amasando primero con una cuchara de madera. Integrar bien todos los ingredientes y comenzar a amasar con las manos. Es una masa muy enganchosa y blanda pero no tengáis deseos de unir más harina, simplemente con un par de minutos de amasado y reposos de 10 minutos, mágicamente se irá amasando y conseguiremos una masa elástica y homogénea.
Para ello, aceitaremos un poco la superficie de trabajo, ir amasando estirando la masa y envolviéndola durante un par de minutos para oxigenarla y crear aire en su interior. Devolver al bol, tapar con papel film y dejar reposar 10 minutos. Repetir la operación tres veces más, respetando los reposos. A la tercera vez, formar una bola con la masa y dejarla reposar en el bol aceitado ligeramente, tapado bien con papel film y hasta que doble el volumen en una zona sin corrientes de aire ( puede ser dentro del horno apagado). En mi caso ha estado 2 horas y media dentro del horno a 30°C.
3. Transcurrido el tiempo volcar la masa sobre la superficie de trabajo ligeramente aceitada. En mi caso la he dividido en cuatro partes iguales. Con cada una de ellas la he dividido en dos partes y he creado dos cordones de masa de igual tamaño, los he enrollado y he formado la corona. Proceder del mismo modo con los otros trozos de masa. Colocarlos sobre la bandeja de horno cubierta con papel sulfurizado dejando distancia entre ellos para evitar que se peguen al levar.
Las dejamos de nuevo en un lugar sin corrientes de aire ( dentro del horno apagado) hasta que doblen el volumen. En mi caso dos horas.
Pintar las monas de pascua con la mezcla de una yema de huevo junto a una cucharada de leche, espolvorear con azúcar granillo. Hornear 25- 30 minutos en horno precalentado a 190°C. Vigilar que no cojan exceso de color, si eso ocurriera, cubrirlas con papel de aluminio. Una vez horneadas, retirarlas del horno y dejarlas enfriar sobre una rejilla.
Para regalar encuentro que son ideales, en el centro de la corona podéis llenarlas de huevos o figuras de chocolate y alucinarán de lo buenas que están. Qué os aproveche!